El futuro
Acabo de salir de una complicadísima reunión de brief de un importante proyecto nacional a largo plazo. Después de discusiones sobre la situación mundial, y escuchar la reacción de algunas personas sobre ciertos temas que no me tocan personalmente, porque como decía Susanita la amiguita de Mafalda “por suerte el mundo está tan lejos” caímos en temas más locales. Temas recientes, temas calientes, entre ellos el tema de los inmigrantes, específicamente los haitianos, y lo que implica el crecimiento de su colonia en el país. Y dejé mi cuerpo en la reunión para viajar internamente a buscar mi opinión sobre la presencia de los haitianos en la República Dominicana, sus derechos como ciudadanos del mundo que merecen que se les trate como exigimos que traten a los dominicanos en el extranjero, como trataron a mi papá aquí cuando llegó de Asturias y como espero que estén tratando a mi hermana en Asturias ahora que hace el viaje de regreso que mi papá no se atrevió nunca a hacer. Sí, el mundo es plano. Me acordé de la conversación que tuve con mi papá el lunes en la mañana sobre la barbaridad que representa que monseñor opine que a los haitianos hay que sacarlos de aquí. Que al cura que habla con acento y siempre se está riendo lo despidieran con gagá cuando partió presionado por las amenazas de muerte por defender a los haitianos, “increíble”, le dije a papi, por defender a los más necesitados. Me indigné recordando que mueren, víctimas del odio que causan en nosotros, que los que logran establecerse lo hacen con niveles de vida inferiores a las nuestras, y eso es casi imposible. En esa reunión hablábamos de estigma y discriminación, y yo no me sentí identificada, porque esos sentimientos no se anidan en mi corazón. Entonces empecé a hacer memoria del proceso de desarrollo de los diferentes países que han acogido finalmente a los inmigrantes, y lo que esto significa para su cultura. Miré hacia el futuro y me imaginé a mis nietos hablando patois, comiendo Diri Wouj, Griot, Banan pezè, y bailando racine, y en un giro inesperado de mi subconsciente, el corazón se me salió del pecho, y por fracciones de segundo, supe lo que es la xenofobia. Yo creo que Leonard Cohen tiene razón.
5 Comments:
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25 noviembre, 2005 16:35
Siempre que es en abstracto es muy sencillo no tener prejuicios. Ninguno de nosotros estamos libres de ellos y por eso nunca debemos de caer en el engano de creer que estamos libres de ese pecado. Ademas esto es miedo al cambio. No hay necesidad de temerlo sino de hacernos participes del cambio para que sea uno de progreso y harmonia.
25 noviembre, 2005 16:36
Casi todo el immigrante pasa por lo mismo y el trato en la mayoria de los casos es directamente relacionado con su capacidad de asimilar ese pueblo. Lo diferente nos asusta y no necesariamente tiene que venir de otras playas. Solo hay que ver el prejuicio que tenemos para con los nuestros. Recuerda eso la proxima vez que le pongas seguro a tu carro rapidamente tras ver con desgusto una apariencia. Todos tenemos prejuicios.
Si bien el pueblo Dominicano maltrata al immigrante haitiano, como tratara al haitiano su propio pais que cruza al nuestro en busca de "mejor vida?" Hay que estar bien jodido para elevar su calidad de vida cortando caña y cargando blocks en Quisqueya.
26 noviembre, 2005 08:33
Digan todo lo que quieran, cuando las turbas haitianas esten quemando y violando mujeres dominicanas, se acordaran de los "xenofobos".....
La Isla es una e indivisible.....
Hay inmigrantes y hay "inmigrantes"...
O Uds. creen que el 80% de los dominicanos que emigran son catedraticos......
09 diciembre, 2005 10:35
Me parecio que este ultimo relato sobre el futuro realmente te remueve las entrañas, y me parece que nos coloca a los demas frente a un espejo y ciertamente, si el mundo nos queda lejos, no tiene porque afectarnos, ahora cuando entramos a ser parte del mundo, entonces nuestras emociones cambian.
06 enero, 2006 11:24
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