ari
Y allí estaba el monstruo, de vez en cuando salía a asustarme, y mi corazón se volcaba tanto como para despertarme del sueño, pero no tanto. Vivía allá arriba, para llegar a su sitio había que entrar colgado de unas largas cuerdas, y debías cubrirte sólo usando una pieza de la cintura al pubis. Cuerdas porque así podías elevarte y evitar que te cogiera de los piés, cubrirte con sólo una pieza porque ya una vez agarrotó a alguien con su propia ropa. Pero entré, porque yo estaba en su sangre, y debía tenerlo siempre cerca, y alimentarlo. Se puso furioso, como siempre, y trató otra vez de abrazarme, pero me escapé, porque era muy ligera, tenía el cuerpo de una nínfula, incluso mi pelo aún brillaba.
Cuando me alejé de ahí me subí a un árbol, y desde allí veía su sitio, todo lo que le rodeaba era tierra roja, colocada en montoncitos indistintamente. Me miré las manos, estaban sucias de esa tierra que yo despreciaba.
Verano 1997
2 Comments:
buehh.. como empezamo a decite que tu ere una verduga sin que cojas muchas alas... y empieces a tirarte besos en el espejo y nos mires desde arriba... pq tampoco e que queremo que te lo creas, aunque... mmmm.. tu como que ya lo sabes.. Pero el punto es que te leo y me encanta saber que conosco los risos que han moldeado estas palabras,que no eres extranjera ni vieja, ni estas muerta... Y aunque a los genios se les reconocen cuando dejan de existir te adelanto que para mi, eres una, y no mas, sino noigual.
22 septiembre, 2005 11:11
Pero no puedo creer que Ari sea aquel a quien siempre mencionan en todas las reuniones, y que nunca he podido identificar en mi enmarañada memoria. Y si es ese, me gustaría conocerlo, aún a sabiendas de las cicatrices que me pueda causar.
22 septiembre, 2005 21:36
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