¡no fumes!

lunes, marzo 27, 2006

Trueque

Buenos días Don Marcial- saludó Doña Elena al dueño de la Casa de Empeño El Sudor -Mire, yo le traje esta pulsera, dígame lo que me puede dar por ella, mi nieto, Salvador, tiene que hacerse unos análisis hoy y su papá llega esta noche. Yo la vengo a buscar mañana, póngala ahí detrás de las pistolas, para que nadie la vea, ojalá que no se venda, me la regaló mi Antonio el día que me pidió ser su novia, no le falta ni una sola esmeralda-.

Vivian y Sócrates eran grandes amigos. Vivian de una familia bien, Sócrates no. Ella lo buscaba siempre a su casa que quedaba de camino a la universidad. Todos los días pasaban por la Casa de Empeño, y ella se hacía la misma pregunta, -¿qué historias se escondían detrás de cada persona que entraba allí?-. Le pidió a Sócrates que hicieran un alto ahí, él sabía que lo mejor era hacerlo, porque Vivian era bien terca. Ella fue directo a las pistolas, el muchacho que atendía le vendió la pulsera sin negociar mucho, nunca negociaba mucho, por eso a Don Marcial no le gustaba dejarlo solo.

Angelito comenzó el día como todos, a las siete de la noche. Hoy le tocaba La Zona, era viernes, La Zona explotándose de carros, abrió tres antes de llegar al de Vivian. Se llevó lo que encontró en la guantera, unas gafas nuevas, un CD de Shakira y la radio que se supone que ella debía sacar del auto. Ella, a cuarenta metros, en el parque, recordó que lo había olvidado justo en el momento en el que Angelito puso pies en polvorosa.

Ana Mitila se acicalaba rápidamente, y con la radio a todo volumen practicaba los pasos de la bailada que iba a dar esa noche con Angelito, que estaba por llegar. Como siempre, no llegó con las manos vacías, le trajo de regalo una pulsera bellísima, con piedras verdes bien raras. Feliz se enganchó su prenda, se despidió de su tía, y se fué a bailar al Santropés, esa noche dos por uno de gatas. Tanto bailó que no se dió cuenta de que en el medio de La Gasolina ella manoteó a Angelito y la pulsera salió volando.

Aníbal ayudaba a su tío Jota a limpiar el Santropés todos los sábados, así hacía algo extra y se lo llevaba a su mamá que estaba bien apretada con los mellizos y ya no tenía para la leche. Pero el tío Jota no llegó y Aníbal empezó a limpiar solo, tenía limpio la mitad del salón cuando encontró la pulsera, los ojos se le querían salir, sin pensarlo dos veces se fue al sitio que más visitaba últimamente, El Sudor. Salió de allí feliz, con la radio que su mamá había empeñado la semana anterior y efectivo suficiente para cuatro latas grandes de leche en polvo.

Salió Aníbal con tanta prisa que no se dio cuenta de que casi se lleva de encuentro a Doña Elena, que venía entrando. Ella sonriente saludó: -Buenos días Don Marcial-.

martes, marzo 21, 2006

cinco hábitos extraños

Hace mucho tiempo ya, Gitti me invitó a hablar de mis cinco hábitos extraños, recién los pude escribir. Aquí van:

- Me muerdo el labio cuando estoy estresada, me lo muerdo, lo pellizco, chupo la sangre y además de todo lo disfruto. Esto es algo que se convierte en hábito en algunos meses del año, cuando tengo mucho trabajo, o pienso más de la cuenta. También cuando estoy feliz.

- Me lavo las manos cada quince minutos, y aún así, siempre están sucias.

- Pío. Sí... pío como pollito buscando a su mamá, cuando estoy aburrida, o en una situación que no puedo controlar. He puesto nerviosas a varias azafatas con ese asunto.

- No importa si está extremadamente limpio, o asqueroso, siempre tengo que limpiar el vidrio delantero del auto. Siempre. Dos o tres veces por hora, dos o tres veces al día. Con agua. Esto se convierte cada día más en una obsesión. Un día salí con un pretendiente y el acababa de llegar del monte, la camioneta un desastre de lodo, y no tenia limpiavidrios derecho. A la segunda cuadra no aguanté, le pedí volver a la casa a buscar algo y ahí le hice un truco para que cambiáramos a mi carro. Limpié el vidrio todo el camino al cine (por cierto, los mejores quince minutos de introducción de una película, “Gangs of New York”, el resto un fiasco).

- Cuento todas, todas las escaleras que subo o que bajo. Las de mi edificio son 32, las de porter 19, las del Museo Metropolitano de Nueva York son 63 (en serio no creyeron que me acordaría del número exacto de esas, no lo recuerdo, pero recuerdo haberlas contado).

¿Ven? soy una persona completamente normal, y ahora les dejo, tengo que lavarme las manos.

Luego del ejercicio hay que invitar a cinco amiblogs a contar sus cinco hábitos extraños, aquí van:

k - www.lles.blogspot.com
a - www.montirul.blogspot.com
c - www.comejaiba.blogspot.com
p - anillodmarciano.blogspot.com
jg - jeangeorgesalhabla.blogspot.com

viernes, marzo 17, 2006

Abecedario

El ejercicio que comenzó kala, de crear una frase que contenga palabras sucesivas que empiezan con cada letra del abecedario. Manden los suyos, sobre todo usted Señor Jean Georges, debe crear unos cuantos interesantes.

andas buscando cuerpos diferentes en fuegos germinados hasta incendiarse juntos, kala; la mañana nunca osará pedir que renuncies si te urge vivir ya.

Custom made for you, my sweet sweet kala.

martes, marzo 14, 2006

Haiku 3, 4 y 5 - flores para los muertos

murió mi abuela
con más pasión que años
vivió mi abuela

vivió su abuela
sin ojos ni oídos
murió su abuela

no pasa un día
en que no vea tus ojos
ven, pasa un día

jueves, marzo 02, 2006

mediolaganadeescribirhoy

desire for hire
love for lost causes
hate for hate
pity for sale
sorry I’m late

come for help
try to escape
feel for life
lie for god
never enough