Al final del día
El que me hacía los mejores regalos, porque sabía que nunca obtendría nada de ellos, me regaló una compilación de U2, porque era su favorito, -escúchalo cuando sientas dolor-, me dijo cuando me la entregó. La verdad es que la escucho cuando tengo ganas de hablar con él. La escucho para tomar camino. Cualquier camino. “Far away so close” camino a casa después de un día triste en el que le abrí la jaula a mi pichón que se sentía atrapado. “Please” por el camino de cuentas de mi nuevo collar que enlazo sentada en el borde de mi ventana verde mientras pienso en que es inminente que me despida de mi libertad, mi orgullo y mi ventana verde. “Never let me go” cuando tengo las manos llenas de un amor que no siento mío y no se qué hacer con él, y empieza a rebozarse. “One” cuando veo a Nina y me acuerdo de cierta promesa de protección en caso de huracán que nos hicieron a las dos. Hoy ya lo he escuchado cuatro veces y apenas son las seis de la tarde.